jueves, 13 de abril de 2017

Exposición "La Modernidad Anhelada" de Ramón Casas

Ayer visité, como tantos otros madrileños y más de un "guiri" la magnífica exposición que sobre la obra de Ramón Casas (1866-1932) ha organizado el centro Caixaforum de Madrid.
     
Autorretrato (1910)
       Ramón Casas i Carbó nació en Barcelona en 1866; gracias a una privilegiada situación económica  –su padre había hecho fortuna en Cuba y su madre era hija de una familia de la burguesía textil barcelonesa– pudo abandonar el colegio a los 12 años para entrar en el taller del pintor Joan Vicens (1830-1886). Artista precoz e insatisfecho con la pintura “oficial” y en una época en que Francia marcaba las tendencias artísticas, se trasladó a París con 15 años, ejerciendo de corresponsal de la revista L’Avenç, de la que fue fundador y en la que publicó su primer dibujo.

       Allí entró a estudiar en la academia del pintor Charles August Émile Duran, "Carolus", gran admirador de Velázquez; la atmósfera, la luz y el ambiente exterior se convierten en motivos principales de sus composiciones. Alternó estancias en París y España, visitando entre 1883 y 1884 Madrid, Sevilla y Granada, donde creció su afición por el tipismo andaluz. Cronológicamente, Casas pertenece a la generación de modernistas como Llimona, Utrillo o Rusiñol, pero nunca formó parte como tal de ese movimiento, aunque compartiera el espíritu que movía la revista ‘L'Avenç', desde la que se proclamaba la necesidad de incorporar el arte catalán al carro de la modernidad civilizada.
      Tras recuperarse de una tuberculosis, en 1886 conoció a artistas de la talla de Santiago Rusiñol o  Ignacio Zuloaga. La amistad con Rusiñol les llevó a exponer conjuntamente en febrero de 1890 en la Sala Parés de Barcelona. De nuevo en París, residió entre 1890 y 1894, compartiendo vivienda con Rusiñol y el crítico de arte Miquel Utrillo en el Moulin de la Galette; también coincidió allí con otros pintores como Pablo Ruiz Picasso y Anglada Camarasa (1871-1959) y con arquitectos modernistas como Antoni Gaudí y Josep Puig i Cadafalch.
      En 1899 inauguró en la Sala Parés de Barcelona su primera exposición individual; con 32 años era ya una figura sobresaliente en la pintura catalana. Los dibujos y retratos al carbón fueron en esa ocasión los protagonistas
     

       Cronista de su época, obtuvo gran popularidad con sus cuadros sobre acontecimientos ciudadanos y de carácter social, como "Garrote vil" (1894), "Procesión del Corpus" (1898) o "La Carga" (1899); con este último ganó la Primera Medalla de la Exposición de Bellas Artes en 1904, un momento culminante de su carrera.   
    
Garrote vil (1894)

      Casas fue también diseñador gráfico y sus carteles y postales sirvieron para definir el movimiento artístico catalán conocido como modernismo. Fue uno de los precursores del cartelismo artístico en Cataluña y sus realizaciones incorporan una visión europea y moderna, en que la figura femenina adquiere una singular importancia. Participó en las creación de ‘Els Quatre Gats’, un bar-restaurante barcelonés abierto en 1897 que ocupaba los bajos de la casa Martí, edificio modernista de Puig i Cadafalch. Los encargados del local eran el propio Casas, Miquel Utrillo, Santiago Rusiñol y Pere Romeu, personaje este último que al ser muy caricaturizable sería retratado en múltiples ocasiones. ‘Els Quatre Gats’ supuso para todos ellos el acceso a la modernidad y el intercambio de ideas con las vanguardias artísticas. En 1899 Ramón Casas hizo el menú para ‘Els Quatre Gats’, pintando en la portada a Pere Romeu; también participó Picasso, con un dibujo de estilo modernista. De esa época es también el "Retrato de Pere Romeu" en que Ramón Casas le representa en camiseta, escuálido y tocado con una barretina. Y "El tandem", un cuadro de Casas que preside el bar y en el que aparece el propio pintor montando en bicicleta junto con Romeu; es un homenaje al excursionismo, elemento considerado de carácter identitario del catalanismo en aquél tiempo, al igual que lo era la barretina.   
El Tándem (1897)
     A los 40 años de edad conoció a una joven vendedora de lotería de 18 años, Julia Peraire, que pronto se convirtió en su modelo preferida y amante. Casas acabaría casándose con ella en 1922, pese a la oposición familiar ya que él era 22 años mayor que ella. Mujer bellísima, arquetipo femenino de la época , destaca la variedad de obras en que la retrató, tanto como mujer fatal, como maja o como señora burguesa.

   
       Al igual que las tertulias de "Els Quatre Gats", también la revista semanal "Pèl & Ploma" ('Pelo y Pluma') resultaría de gran importancia para la difusión del modernismo catalán; para ella hizo Ramón Casas portadas y carteles, donde  representaba a mujeres finiseculares y burguesas, lánguidas, adormecidas y muy bellas; pero también mujeres que leen, que escriben, algo aún fuera de lo común en la época.
Catalineta (1898)
      Obras características de Ramón Casas de ese momento son los retratos a carbón, lápiz conté y eventualmente acuarela, en los que capta la fisonomía y actitudes de personajes como Nonell, Granados, Baroja o Mir, realizados de forma desenfadada, espontánea y natural. La influencia de Toulouse-Lautrec sobre Casas en estas obras es patente, una influencia que se extenderá también a otros, como el propio Pablo Picasso; en esos retratos las figuras las proyecta Casas sobre un fondo neutro, sin toque paisajístico alguno.  Entre los retratados figuran personajes tan importantes como Albéniz, Granados, Unamuno, Azorín, Zuloaga o Sorolla.
El lápiz conté se fabrica con polvo prensado de grafito o carbón vegetal, mezclado sobre una base de cera o arcilla; lo patentó en 1795 Nicolas-Jacques Conté, que combinó esos elementos para hacer frente a la escasez de grafito inglés debida al bloqueo naval de Francia por  la armada británica durante las Guerras Napoleónicas; los lápices tenían la ventaja de ser económicos y fácil darles distintos grados de dureza.
     
       Casas abordó multitud de temas, desde retrato al estilo de los realizados por Sorolla, Singer Sargent o su maestro francés Carolus-Duran (1837-1917), hasta la crítica o las manifestaciones sociales ("Garrote Vil", "Procesión del Corpus", "La Carga"), donde introdujo una nueva  visión de las masas como gentes que asisten de forma despersonalizada al hecho representado; desde el desnudo femenino (en poses complejas o imposibles) hasta el diseño gráfico y la cartelería, como es el caso de la obra gráfica asociada a "Els Quatre Gats"; y también y de forma especial, el retrato abocetado, realizado a base de carboncillo, lápiz conté y acuarela.  


Julia Peraire
    Es el suyo un estilo internacional y ecléctico, que hacia finales del XIX ni resultaba vanguardista ni clasicista; un estilo que tampoco trataba hechos históricos o militares de forma convencional, en una época marcada por el nacionalismo, y en el que apenas aparecen temas religiosos ni retratos de tipo oficial tan propio del fervor nacionalista del momento; si tiene sin embargo, multitud de retratos, caricaturas y pinturas de la élite social, intelectual, económica y política de Barcelona, Madrid y París.

     Es igualmente un pintor que ni siguió la desestructuración colorista del impresionismo (no digamos del expresionismo o del cubismo) ni la aventura geometrizante de Paul Cezanne o los planos de color de Gauguin. La técnica seguida es de carácter virtuosista, con pinceladas distinguibles pero sin vocación expresiva. Hay en Casas cierta querencia hacia la idea de la instantánea, de un tratamiento del momento que se vive donde el pintor solo interviene como testigo –algo que también ocupó a los impresionistas– y en lo que tal vez tuvo que ver el desarrollo de la fotografía, que ya contaba por entonces de unos cincuenta años de historia.


       Ramón Casas falleció el 29 de febrero de 1932 en su domicilio de Barcelona, a los 66 años de edad y tras  una grave enfermedad. A lo largo de toda su obra se percibe la alegría de vivir, siendo un claro representante de los últimos pintores de estilo figurativo realista de principios del siglo XX.      
    
      La exposición  se divide en cinco grandes apartados:
1. La construcción de la identidad artística, donde se trata la primera época de su vida como pintor y donde junto a obras de Casas hay también muchas de su amigo y pintor Santiago Rusiñol (1861-1931). 


  
2. La pulsión bohemia, con la época de "Els Quatre Gats" y la estancia parisina y sus influencias.

3. La poética de la multitud, en torno a la obra "Garrote Vil", como pintura de crónica social que entronca con la pintura historicista del XIX pero incorporando un actor novedoso: la multitud anónima.  


Procesión del Corpus (1897)
4. Identidades ambivalentes, con desnudos femeninos muy influenciados por la fotografía erótica del momento.

Desnudos (1894)
 

5. La paradoja del artista moderno, donde se plasma la paradoja del artista de carácter internacional que sin embargo se interesa en algún momento de su vida por aspectos localistas como el folclore, las majas o el toreo. Pintó bastantes cuadros de corridas de toros, naipes, retratos de mujeres populares identificadas como chulas y varios carteles para Anís del Mono que figurarán para siempre en la historia del grafismo español y que le hicieron enormemente famoso.


       La pintura de Ramón Casas resulta en ocasiones atrevida y en ocasiones –las más– sumamente conservadora para el momento en que le tocó vivir; es una pintura de gran belleza, amable, pero que no introduce grandes innovaciones.

La Sargantain (Julia, 1907)

      Un gran pintor del que el título de la exposición quizá venga a decirnos lo que seguramente representa: el anhelo de la modernidad que otros como él buscarán en ese tiempo y que –léase Cezanne, Picasso, Matisse– sí que encontrarán. Pero hay que verla y disfrutarla, porque sin duda se trata de un extraordinario pintor.

La Carga (1897)
En el Moulin de la Galette (1892)  y  Julia (1915)

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