lunes, 3 de octubre de 2016

PSOE

Me acerqué el sábado 1 de octubre por la calle Ferraz. Quería ver el ambiente que se respiraba ante la sede del PSOE el día en que se iba a producir el golpe maestro (¿maestro?) con que una mayoría de los dirigentes del partido iban a descabezarlo y a dejar sin efecto la elección de secretario general que veintiséis meses antes ellos mismos habían hecho.

      
      Esperaba más gentío y en cierto modo volví de allí algo decepcionado. Había seguramente más periodistas que militantes y aunque algunos de estos portaban pancartas con el conocido "No es No", en contra del PP y de lo declarado por Felipe González y había algún que otro grito y cántico de consignas,  aquello más me pareció la antesala de una mini-feria que la repulsa a una decisión que se presumía inmediata y opuesta a sus opiniones.
Una de las viñetas del día: Susana Díaz como
cerebro de la operación (eldiario.es)

      Tardó en conseguirse la repulsa, porque los compromisarios dedicaron el 90% del tiempo que estuvieron reunidos a tirarse los trastos a la cabeza y a discutir sobre cuestiones de procedimiento. Pero se alcanzó finalmente y el secretario general, Pedro Sánchez, y su equipo, no tuvieron más remedio que dimitir. El espectáculo fue bochornoso, la sensación profunda de que allí no se debatía ni estaban presentes los problemas de los españoles manifiesta, y el convencimiento de que todo había sido un quítate tú para que me ponga yo, más que evidente. Así que ahora, en lugar de una organización estructurada y operativa, el PSOE tiene una gestora insulsa que trabajará, sin fecha de caducidad ni objetivo claro, probable y simplemente a favor de que Susana Díaz y sus adláteres se encumbren en el partido. Mal futuro les espera.

       ¿Habrá como consecuencia de todo lo ocurrido nuevas elecciones? Porque sin duda, eso es lo que le interesa a Rajoy, que podría estar a las puertas de alcanzar de nuevo la mayoría absoluta. ¿Se abstendrán los diputados del PSOE si Rajoy hiciese un nuevo intento por ser investido y pondrán o no condiciones para ello?  ¿Quién será ahora el "jefe de la oposición" en el Congreso?  ¿Será Pedro Sánchez?  ¿Habrá unidad entre los diputados del PSOE a la hora de votar cualquier proposición de ley en el Congreso en caso de que la legislatura salga adelante sin nuevas elecciones? Preguntas sin respuesta, pero que cuando las haya, temo que serán descorazonadoras y frustrantes.
Viñeta de Forges: la crisis del PSOE
tapando las vergüenzas del PP (El País)

     La situación de dispersión y vértigo a la que han abocado al Partido Socialista los que han provocado la ruptura es de tal envergadura que dudo que el PSOE pueda recomponerse incluso de cara a otras hipotéticas elecciones dentro de dos o tres años.

       PODEMOS quizá siga creciendo, incluso a pesar de haber cometido la aberración histórica de no apoyar el pacto PSOE-CIUDADANOS que se firmó tras las elecciones de diciembre de 2015 y que habría permitido formar un gobierno regenerador de la política española; CIUDADANOS podrá mal que bien mantenerse, aprovechándose del discurso centrado y generalmente bien estructurado de su líder. Y el Partido Popular seguirá, como siempre, y para nuestra desgracia, haciendo de las suyas durante otra larga temporada.

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