Leo en
"eldiario.es" un artículo de los periodistas Julio Tovar y Yago
García en torno a "REVOLVER", el álbum de The Beatles que fue publicado el 5 de agosto de 1966.
Hace ya 50 años de aquello y a mi entender y para mi gusto personal, toda su
música está absolutamente vigente, viva, como si se acabara de publicar ayer
mismo. ¡Y son nada menos que 50 los años transcurridos, cuando por entonces yo
tenía tan solo 17, acababa de terminar Preu y soñaba con el inicio de mi
carrera universitaria!
En el artículo los autores
desmitifican en gran medida al grupo de Liverpool, ya que hablan de sus
interminables discusiones; del fuerte carácter de alguno de ellos –de Lennon
especialmente–; de los piques entre Harrison y McCartney a la hora de
determinar quién tocaba qué tema a la guitarra; de la pugna compositora entre
este último y John Lennon; de la paciencia que debió tener con todos ellos el
"quinto Beatle", George Martin; de la influencia del LSD durante las
sesiones de grabación del álbum... Muy de agradecer –asumo que todo ello es
cierto y verificable–, ya que en cierto modo nos acerca la figura de estos
tipos geniales, nos los hace más humanos y los saca por un momento del
endiosamiento que la fama, el éxito y los medios hicieron de ellos.
Ese mismo año, unos meses antes,
publicaron un disco sencillo con dos canciones magistrales que también se
comentan en el citado artículo: "Paperback Writer" y
"Rain". Compré y aún conservo ese disco, y sorprendentemente, en
aquella España cerril y medio ajena a los grandes cambios que se estaban
produciendo en gran parte del mundo, vi al grupo interpretar el primero de los
dos temas en un reportaje del No-Do, el noticiario que obligatoriamente nos
colaba el régimen en las salas de cine antes de cada película; ese día fui al
cine Luchana con mi padre, de noche, tras haber cenado en el comedor que
Hermandades del Trabajo tenía en la calle de Juan de Austria y vimos un
thriller que ya tenía algunos años encima, pero que sin embargo había sido
estrenado recientemente en España; se titulaba "El hombre que no quiso
hablar" y tenía a Anthony Quayle como protagonista.
El lanzamiento de "Revolver",
preámbulo del que se produjo algo menos de un año después con el álbum
"Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band", resultó ser toda una
revolución en el panorama de la música popular. Recuerdo bien el impacto que
produjo su carátula, con aquellos hermosos bocetos de los rostros de los
"four fabs" y la variedad de fotos que parecían haberse afincado
entre sus melenas; y el que musicalmente produjeron dos enormes temas
melódicos, "Eleanor Rigby"y "Here, there and everywhere" (a
ellos yo añadiría "For no one") y las innovaciones introducidas por
George Harrison en los dos temas de influencia indú que él mismo compuso.
Del segundo de los álbumes
citados, que se lanzó a bombo y platillo en junio de 1967, recuerdo la ansiosa
espera por comprarlo que compartí durante el mes de julio con un par de
compañeros del viaje a Benicasim que hice durante aquél verano y la sorpresa
que a todos nos produjo encontrarnos con una obra total, no con el habitual
conjunto de canciones más o menos inconexo. Se trataba ahora de un álbum
integrado, de una obra mayor, revolucionaria; que contaba además con un
espectacular diseño, tanto en su portada como en su interior, que para mayor
goce de los amantes del grupo, contenía todas las letras de sus canciones y una
especie de recortable que, de algún modo, te hacía sentir –aún más si cabe–
parte de la banda del sargento.
"Revolver" fue el preámbulo de los grandes cambios que se avecinaban y por ello estoy seguro que todos los amantes de este trascendental grupo le tendremos un especial aprecio. Por desgracia, cuatro años después, tras la grabación de sus dos últimos álbumes, "Abbey Road" y "Let it be", y de su última actuación semi-pública en una azotea londinense, The Beatles se separaron. Más tarde, en diciembre de 1980, Lennon fue asesinado; y George Harrison, derrotado por un cáncer, falleció en noviembre de 2001.
"Revolver" fue el preámbulo de los grandes cambios que se avecinaban y por ello estoy seguro que todos los amantes de este trascendental grupo le tendremos un especial aprecio. Por desgracia, cuatro años después, tras la grabación de sus dos últimos álbumes, "Abbey Road" y "Let it be", y de su última actuación semi-pública en una azotea londinense, The Beatles se separaron. Más tarde, en diciembre de 1980, Lennon fue asesinado; y George Harrison, derrotado por un cáncer, falleció en noviembre de 2001.
Pero The Beatles nos dejó un
gran legado: la música del grupo y la que por separado tres de su miembros
–John, Paul y George– siguieron componiendo. El mito se acrecentó y sus
canciones quedaron para siempre grabadas en nuestras mentes y nuestros
corazones.
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